
Poema por Gabriela García Landa, fotografía por Eloisa García Guerrero
Allá en donde el sol quema
y el viento arrastra arena,
el tiempo no esclaviza,
sino que enamora e hipnotiza.
Se dice un espacio peligroso,
pues el reloj está con vida.
Se rumora que los segundos se disfrazan
de bellas damas. Seductoras, africanas.
Las horas silenciosas fabrican un oasis,
y envuelto por aves, bochornos y deseos
uno se fusiona -sin remedio-, con Bou Saada,
convirtiéndose en minuto, en simple polvo…
de un desierto, que es eterno.